viernes, 15 de septiembre de 2017

SOLA

Ya no estas aquí.
Te comiste tus pulmones
y te volviste
sudor de cuello,
parásito de entraña,
serpentina de fuego.
Dejaste de pertenecerte en el momento más inoportuno.
Me dejaste sola
cansada
aferrandome con la lengua
a los barandales de tu casa;
sosteniendo la respiración
en ramitos de romero, de albahaca y perejil;
adorando tu palabra viperina
colibrí y serpiente.
Me dejaste con la espalda descubierta,
donde me echaste las cartas, sobre la mesa.
Brujo del ojo derecho,
del beso tatuado.